Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1701
Legislatura: 1901-1902 (Cortes de 1901 a 1903)
Sesión: 3 de diciembre de 1901
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 76, 2087-2088
Tema: Pago en oro de los derechos de aduanas

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Que nos encontramos en un caso difícil, no hay para qué decirlo; todo lo que está ocurriendo lo demuestra, pero demuestra también que el asunto no es tan claro, y que los que afirman que la ley del candado está ilegalmente aplicada, no tienen verdaderamente razón; porque los mismos que han tomado parte en el debate, han venido a demostrar que en algunos casos, dado el estado que presenta el Sr. Ministro de Hacienda, y según los cambios estén más altos o más bajos, puede haber aumento pequeño, si, pero puede haber aumento en los derechos arancelarios; y desde el momento en que puede haberlo, si quiera sea pequeño ¿dónde está la ilegalidad de la aplicación de la ley del candado?. De manera que puede aplicarse perfectamente el proyecto presentado por el Sr. Ministro de Hacienda, que será dentro de poco objeto del examen de la Comisión que al efecto se nombre.

No hay, por consiguiente, aquí una extralimitación, ni una falta a ley, en cuyo caso, claro está que todos debiéramos estar al lado de las oposiciones; y no existiendo este caso, que es en breves palabras, lo que ahí ha venido a discutirse esta tarde principalmente, ¿quién duda que la votación de esta proposición puede crear dificultad tal al Gobierno, que sea imposible ya el examen y aprobación del proyecto pendiente, y, es más, que haga imposible el examen y aprobación de otros proyectos más urgentes?. De manera que, por una cuestión, que yo no tengo inconveniente en conceder a las oposiciones que es dudosa, para mí no lo es, pero por una cuestión dudosa, ¿se va a crear al Gobierno una dificultad tan grande como la que puede presentarse por la votación de esa proposición incidental?

Yo no digo, aun cuando en un principio lo pareciera, que en esto haya cuestión política ninguna; no digo que las oposiciones se hayan confabulado? (El Sr. Navarro Reverter: ¡Si es de la mayoría esa proposición!- Rumores.). Pues, por eso no lo digo (Risas). Pero no es sólo de la mayoría, hay también Diputados de las minorías y ya ve el Sr. Navarro Reverter, cómo los de la mayoría son tan perfectos ministeriales, que en el momento en que han visto que esto puede crear una dificultad hay Gobierno, ya quieren retirar la firma? (El Sr. Navarro Reverter: Después de haber provocado la cuestión.) Porque creían que no iba a haber dificultad ninguna, pero desde el momento que la hay, sin una razón poderosa comprenden que no se deben promover en estos momentos dificultades al Gobierno. Porque si se tratara de evitar algún conflicto, claro está, todos pasaríamos por esa dificultad; pero tratándose de una cuestión dudosa, y no para mí, sino para los mismos que están defendiendo la ilegalidad de la aplicación de la ley del candado, declaro que no será buen ministerial aquel que contribuya a crear esa dificultad.

Es necesario proceder con mucha serenidad en estas cuestiones financieras. Uno de los problemas que más deben preocuparnos a todos es el problema de los cambios. Si el Gobierno está cruzado de brazos ante ese problema, se le hace responsable de que suban; y si el Gobierno toma medidas, se dice que proviene de ellas al dificultad. Yo no sé si el proyecto presentado por el Gobierno mejorará realmente los cambios; lo que sé es que puede contribuir a mejorarlos, y que ese proyecto, unido a otra serie de medidas, es lo único que puede traer la mejora de los cambios. (Rumores.) Y esas medidas vendrán, pero vendrán con su cuenta y razón, escalonadas, como deben venir, para que produzcan verdadero efecto.

 Por lo demás, resulta que la medida que el Gobierno propone no es una medida desconocida; es una medida que ha tenido aplicación en otros países y que se ha aplicado con éxito. Pero, en fin, yo llamo la atención de los Sres. Diputados sobre la gravedad que tiene el abrigar prejuicios sobre proyectos financieros.

Yo tengo la experiencia de haber visto proyectos financieros combatidos de una manera terrible por todo el país, que han obligado al Gobierno a tomar medidas de represión y violencia porque han llegado a producir perturbaciones y motivos; yo recuerdo medidas financieras contra las cuales vinieron a protestar hasta los Obispos, dejando sus diócesis porque creían que aquellas medidas financieras iban a dejar sin pan a sus feligreses y venían a quejarse ante el Senado para que el Gobierno prescindiera de aquel plan económico. Pues bien, Sres. Diputados, después de muchos esfuerzos, después de muchos disgustos, después de aplacar muchos motines, aquellas medidas financieras se llevaron a cabo y han sido de las más beneficiosas para este país. Diez años de prosperidad dio a España el tratado con Francia, que es a lo que me refería. Y he visto también, por el contrario, proyectos aceptados con aplauso por la opinión pública, que han producido desastrosos efectos. Hay, pues, que andar con mucha previsión para juzgar de las reformas financieras que se proponen, y en este caso, para concluir, porque no quiero molestar más la atención de los Sres. Diputados, yo les suplico que voten aquí sin prejuicio ninguno, que tengan en cuenta la buena voluntad que anima al [2087] Gobierno en este sentido, y para no crearnos dificultades por un proyecto de ley que verdaderamente no está todavía juzgado como bueno ni como malo, yo espero que la mayoría vote contra la proposición presentada por el Sr. Ferrer y Vidal y otros señores Diputados.



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